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El cine y la música chocan con un muro religioso en Arabia Saudí
La anulación del Festival de cine de Yedda (oeste de Arabia Saudí) recordó la fuerte hostilidad de los religiosos más conservadores a estos entretenimientos, a pesar de que numerosos saudíes aman la música y las películas.
La anulación en el último minuto el viernes de ese acto, que inicialmente había sido autorizado, muestra que dichos religiosos no están dispuestos a ceder en esa cuestión. "Nosotros esperábamos que manifestaciones como el Festival de Yedda y el Festival de Cine del Golfo en Jobar (..) desembocarían en un cambio, pero el mensaje que recibimos es que el momento todavía no ha llegado", comentó el cineasta Mahmud Sabbagh. Una vez más, Arabia Saudí se diferencia de los otros países árabes. La estrella musical saudita, Mohamed Abdo, puede presentarse en público en todos esos países, salvo en su patria. Para muchas personas, la anulación del Festival de Yedda fue un golpe inesperado. La orden llegó dos días después de que la ciudad autorizara este acontecimiento, que forma parte del festival estival 'Yedda es diferente'. El portavoz de la ciudad, Ahmad al Ghamdi, dijo al diario Arab News que el festival "carece de preparación", pero los organizadores creen que la orden llegó de responsables de alto nivel, presionados por los religiosos. Sin embargo, en los últimos meses aumentó la esperanza de que hubiera más flexibilidad en las prohibiciones que afectan a la cultura, debido a la proyección, a pesar de fuertes resistencias del filme 'Manahi', producido por el grupo Rotana del millonario Al Waild Ben Talal, un sobrino del rey Abdalá, en Yedda y Riad. Rotana es el principal patrocinador del Festival de Yedda, que había programado la proyección de un centenar de filmes entre cortometrajes y largometrajes durante una semana. En febrero, el príncipe Al Walid había pronosticado que "las salas de cine y los teatros terminarán inevitablemente por aparecer" en el reino. Pero desde entonces, Rotana, los grupos de rock y de hip hop locales sólo pueden actuar en privado, y en general los creadores deben hacer frente a numerosos obstáculos. En mayo pasado, un concierto para mujeres en Riad de la soprano Isabelle Poulenard, patrocinado por la embajada de Francia, fue anulado y se requirieron contactos con religiosos y responsables para que tuviera lugar, según una persona vinculada a este acontecimiento. A principios de julio, un concierto llamado 'Midnight Acoustic' realizado en privado en un conjunto de residencias para extranjeros fue interrumpido cuando la policía religiosa se presentó ante el recinto exterior de la residencia. Había unos 500 espectadores, y la mitad eran sauditas, de acuerdo con un espectador. Estas prohibiciones disminuyeron las esperanzas surgidas a partir de la entronización del rey Abdalá, que tiene una imagen de apertura, en 2005. Esas esperanzas se reavivaron a comienzos de este año, cuando el monarca alejó del gobierno a numerosos elementos conservadores. Sin embargo, los religiosos parecen haber trazado una línea roja contra el cine y la música, mediante 'fatwas' (decretos religiosos) reprobadoras."Asistir a una proyección de cine (...) está prohibido porque la mayor parte de lo que se muestra es una distracción que crea desorden", afirma una de esas fatwas. Otra decreta que "la música y cualquier otro elemento de distracción son considerados diabólicos".No obstante, los sauditas se interesan en esas artes. "Cuando Mohamed Abdo canta en El Cairo o en Beirut, la audiencia es mayoritariamente saudita", explicó una figura del mundo musical.

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